"Los
indocumentados lo han tenido mucho
peor que otros que estuvieron allí,
debido a la precariedad de su
situación", dijo Daniel Coates, de
la organización Se Hace Camino Nueva
York,
que se dedicó a ayudar a inmigrantes
que trabajaron en la zona cero. "Muchos
de los trabajadores eran hispanos y
no tenían papeles. El no poder
trabajar más les afectó gravemente".
Diez años después, buena parte de
los afectados no pueden realizar
trabajos físicos debido a su mala
salud, viéndose así privados de su
principal fuente de ingresos.
Algunos regresaron a sus países en
Latinoamérica, dicen activistas que
conocieron esos casos o los propios
inmigrantes que hablan de sus
amigos. Otros intentan subsistir en
la ciudad como pueden.